El comisariado ejidal me llamó para que fuera a la casa comunal a recoger a mi hijo, pero yo ni siquiera estoy casado… ¡y cuando llegué, me quedé helado!
Tengo treinta y cinco años, vivo soltero en mi pueblo de Michoacán. La gente siempre decía que yo era muy “exigente”, pero la verdad es…