Mujer en coma durante 4 años aparece embarazada — Todo el hospital quedó conmocionado /btv2
La paciente, R. Mendoza, de 27 años, había sido ingresada en un hospital privado de Guadalajara, México, en 2021 tras un grave accidente automovilístico que le causó una lesión cerebral traumática y la dejó en coma profundo.
Durante cuatro largos años, R. permaneció inmóvil en una unidad de cuidados especiales, vigilada las 24 horas por cámaras de seguridad y atendida por un equipo rotativo de tres enfermeras.
Su familia la visitaba con frecuencia, aunque en silencio ya comenzaban a prepararse para lo peor.
Hasta que en abril de 2025, una enfermera del turno nocturno notó una hinchazón inusual en el abdomen de la paciente.
Se realizó una ecografía de emergencia.
El silencio se apoderó de todo el piso.
R. Mendoza tenía 25 semanas de embarazo.
Nadie entendía cómo era posible.
— “Las cámaras funcionaban con normalidad…”
— “No hubo ninguna actividad sospechosa…”
— “No se detectó ingreso físico de terceros…”
La dirección del hospital convocó una reunión privada de emergencia.
Se revisaron las grabaciones.
Se consultaron los registros de turnos.
Se entrevistó al personal.
Todo parecía estar en orden. Sin pruebas. Sin pistas. Nada.
Hasta que, el día en que nació el bebé, la verdad empezó a salir a la luz por un solo detalle inesperado.
Un bebé varón sano fue dado a luz — con ojos marrón claros, una nariz alta y una mancha rosada en forma de lágrima en la nuca.
Solo una persona pareció profundamente perturbada al verlo: el jefe del área de neurología, Dr. A. L. Herrera.
En cuanto vio al niño, su mano comenzó a temblar violentamente.
Se le cayó la mascarilla al suelo.
Su rostro se puso pálido como un muerto.
Porque…
el bebé tenía exactamente la misma marca de nacimiento que el hijo biológico del doctor.
Una partera anciana que presenció el momento se quedó lívida.
Un técnico de informática junior, encargado de monitorear los archivos de cámara, susurró:
— “Hubo una vez que el doctor se quedó solo en su cuarto… y las cámaras se apagaron por casi tres horas debido a un error del sistema.”
Nadie se atrevió a repetir esa frase.
Esa misma noche — tras firmar en silencio el acta de nacimiento del bebé y ordenar al personal que negara el acceso a la prensa —
el Dr. Herrera presentó su renuncia.
No se despidió de nadie.
A la mañana siguiente, su oficina estaba vacía. Su teléfono, desconectado.
Una semana después, su expediente desapareció del sistema del hospital.
No hubo denuncia.
No hubo investigación.
El embarazo fue clasificado oficialmente como una “complicación médica rara y no explicable.”
El bebé fue entregado a los Servicios de Protección Infantil del Estado.
“Las cámaras pueden quedarse ciegas.
Pero la conciencia no puede hacerse la sorda para siempre.”