Llamaron a un Hombre para Identificar el Cuerpo de su Hija Tras un Accidente — Pero al Levantar la Sábana, Gritó y Huyó /btv2
Era una noche tormentosa en Ciudad de México. El cielo lloraba con una lluvia persistente, como si lamentara algo invisible. El teléfono del señor Ramírez sonaba sin parar. Una voz fría y sin emoción se escuchó al otro lado — era un oficial de policía:
“Lo lamentamos mucho. Una joven estuvo involucrada en un accidente grave. La identificación que llevaba indica que podría ser su hija.
Por favor, acuda a la morgue de la ciudad para confirmar el cuerpo.”
El señor Ramírez quedó paralizado. Sus manos temblaban mientras pedía un taxi hacia la morgue. Su corazón latía con fuerza brutal—cada latido retumbaba como truenos en su cabeza. Su única hija, Lucía, se había mudado hacía apenas dos meses por su primer trabajo. Esa misma mañana, lo había llamado para contarle emocionada que había recibido su primer sueldo.
La morgue estaba helada, el aire impregnado del penetrante olor a formol. Las luces fluorescentes parpadeaban con un zumbido molesto. Sacaron una camilla, cubierta por una sábana blanca.
“Prepárese, por favor,” susurró el técnico forense.
Ramírez tragó saliva con dificultad. Sus dedos temblaban al acercarse a la sábana. Lentamente, comenzó a levantarla…
“¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!!”
Un grito desgarrador salió de su garganta, retumbando en los pasillos como un lamento salido del infierno.
Se echó hacia atrás, cayó sobre el suelo frío de baldosas, y de pronto se puso de pie y salió corriendo — como un hombre poseído.
Nadie pudo detenerlo.
La policía no alcanzó a formular una sola pregunta.
Desapareció entre la lluvia — como tragado por la noche.
Durante los siguientes tres días, la casa del señor Ramírez permaneció cerrada a cal y canto.
Los vecinos asumieron que se encontraba hundido en el dolor, incapaz de enfrentar la realidad tras ver el cuerpo de su hija.
Pero al tercer día — un titular sacudió los medios:
“Hombre Desaparece Tras Visitar la Morgue: Aparece Muerto en su Ático. Deja Símbolos Crípticos y un Mensaje Escrito con Sangre:
‘ELLA NO ES MI HIJA. ¡ESA NO ES LUCÍA!’”
La policía inició una investigación.
Revisaron nuevamente el cuerpo en la morgue. Las pruebas de ADN mostraron un 95% de coincidencia — casi definitiva… pero no del todo.
Entonces surgió un hallazgo aún más perturbador:
Las cámaras de seguridad de la morgue el día que el señor Ramírez llegó no mostraban ningún registro de que hubiera salido del edificio.
Entonces… ¿quién fue la persona que los vecinos vieron regresar a casa esa noche?
¿El hombre colgado en el ático… era realmente el señor Ramírez?
¿Y la joven bajo la sábana blanca…?
¿Acaso alguna vez fue Lucía?