En mi último día de trabajo en la empresa, reuní todo mi valor para decirle 3 palabras a mi jefe… pero su siguiente acción me dejó paralizada…

La gente suele decir: “al maestro, la esposa del amigo y las chicas del trabajo, mejor mantener distancia”. En general, hay que evitar las relaciones sentimentales en el lugar laboral. Además, mi hermana mayor era una prueba clara de que no se debe amar dentro de la misma empresa. Ella estuvo vinculada con un compañero durante 3 años. Al final, las diferencias en el trabajo afectaron su relación, terminaron separándose y ambos renunciaron.

Por eso, cada vez que iba a trabajar, yo siempre intentaba no acercarme demasiado ni intimar con nadie, sobre todo con los hombres. Yo misma era consciente de que tenía un poco de atractivo físico y fácilmente podía llamar la atención de los solteros. De hecho, desde mis primeros trabajos de medio tiempo, algunos chicos ya habían intentado cortejarme, pero yo siempre los ignoraba. Pensaba que podría enamorarme de alguien de la misma profesión, pero casi imposible de un colega. Verlo a diario sería asfixiante, sin espacio personal.

Pero la vida siempre sorprende… y jamás pensé que algún día me enamoraría de mi jefe.
Esa fue la encrucijada más grande de mi vida.

Entré a la empresa como empleada del departamento de recursos humanos. Mi tarea era revisar nóminas, supervisar asistencia y, a veces, participar en procesos de contratación.

Él era líder del departamento de contenidos. Aunque yo no trabajaba directamente bajo su mando, de vez en cuando teníamos que intercambiar asuntos. Yo siempre lo consideraba mi jefe. Se llamaba Bình, y como jefe debía asistir a reuniones y viajes de negocios. Poseía un aspecto elegante, atractivo y educado. Cada día que lo veía entrar, me quedaba fascinada con el aroma de su perfume.

Como trabajaba en recursos humanos, apenas ingresé a la empresa lo agregué a Facebook. Era un hombre que casi nunca publicaba fotos ni estados. Al principio pensé que ni siquiera usaba la red social. Pero un mes después de mi ingreso, publiqué una foto de recuerdo y Bình le dio “me gusta con corazón” y además me envió un mensaje privado: “Te ves muy tierna”.

A partir de entonces empezamos a coincidir más, hablar con más frecuencia e incluso almorzar juntos. Cuando yo decía que me daba pena, Bình invitaba también a otros compañeros de dos departamentos más, así nadie sospechaba nada.

Al cuarto mes de trabajo, Bình me confesó que quería salir conmigo. La verdad, aunque en mi interior dudaba, pensaba que solo era porque yo le caía bien. Pasé mucho tiempo debatiendo conmigo misma, mientras que él, firme y decidido, nunca se rendía. Cada vez que volvía de un viaje de trabajo, siempre me traía regalos. Yo me tranquilizaba diciéndome que, si trabajábamos en distintos departamentos, tal vez no pasaría nada malo.

Finalmente acepté salir con él, aunque aún no como pareja formal. Bình me dijo que podía esperar, que necesitábamos más tiempo para conocernos mejor. Desde entonces, comenzaron también las complicaciones propias del ambiente laboral.

Pronto, la gente a nuestro alrededor se enteró de que salíamos juntos. Los rumores empezaron, e incluso su trabajo comenzó a verse afectado. Cuando un superior lo reprendía por cualquier motivo, enseguida insinuaban que era porque dedicaba demasiado tiempo a “otra mujer” —es decir, a mí.

Pero lo que me sorprendió fue que Bình nunca me dio la espalda. Varias veces, mientras salíamos, me dijo: “En el peor de los casos, renuncio”.

Sin embargo, en el fondo de mi corazón, no quería que abandonara su carrera cuando estaba en lo más alto. Por eso, cuando sentí que nuestra relación ya era lo suficientemente madura, tomé la iniciativa de renunciar yo misma. Bình estaba en shock, trató de retenerme, pero yo ya había decidido.

El último día de trabajo en la empresa, antes de marcharme, lo encontré en un lugar apartado. Tomé aire y finalmente me atreví a decirle 3 palabras:

“Te amo”.

Él se emocionó profundamente y yo me sentí plena. A partir de ese momento, mientras mi carrera profesional tomaba un nuevo rumbo, también me sentí segura de iniciar con confianza una relación amorosa con él.