Un Hombre Fue Llamado Para Identificar el Cuerpo de su Hija Tras un Accidente — Pero Al Levantar la Sábana, Gritó y Huyó /btv2
Era una noche tormentosa en Ciudad de México, el cielo lloraba lluvia como si lamentara algo invisible. El teléfono de Don Ernesto sonaba sin cesar. Una voz fría y sin emociones se escuchó al otro lado — era un agente de policía:
“Lo sentimos mucho. Una joven estuvo involucrada en un accidente grave. Encontramos una identificación que indica que podría ser su hija.
Por favor, preséntese en el servicio forense de la ciudad para confirmar el cuerpo.”
Don Ernesto se quedó paralizado. Sus manos temblaban mientras detenía un taxi rumbo a la morgue. Su corazón latía con fuerza — cada latido golpeando como trueno en su cabeza.
Su única hija, Camila, se había mudado apenas dos meses antes para comenzar su primer trabajo. Esa misma mañana, lo había llamado feliz para contarle que había recibido su primer sueldo.
La morgue estaba helada, el aire impregnado con el olor penetrante del formol. Las luces fluorescentes parpadeaban sobre su cabeza. Una camilla fue empujada hacia él, una sábana blanca cubriendo una figura.
“Por favor prepárese,” murmuró el técnico forense.
Ernesto tragó saliva. Sus dedos temblaban al tomar la sábana. Lentamente, la levantó…
“¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!!”
Un grito desgarrador brotó desde lo más profundo de su alma, resonando por el pasillo como un alarido del más allá.
Se echó hacia atrás, cayendo sobre el suelo frío de azulejo, luego se levantó de golpe y salió corriendo — como si algo lo hubiera poseído.
Nadie pudo detenerlo.
Los policías ni siquiera tuvieron tiempo de hacerle una sola pregunta.
Desapareció entre la lluvia — como tragado por la noche.
Durante los siguientes tres días, la casa de Don Ernesto permaneció cerrada con llave. Los vecinos pensaban que se encontraba sumido en el dolor tras ver el cuerpo de su hija.
Pero al tercer día… un titular explotó en los noticieros:
“Hombre Desaparece Tras Visitar la Morgue, Lo Encuentran Muerto en su Ático. Dejó Símbolos Crípticos y un Mensaje Escrito con Sangre:
‘NO ES MI HIJA. ¡ESA NO ES CAMILA!’”
La policía inició una investigación urgente.
El cuerpo en la morgue fue reexaminado. Las pruebas de ADN mostraron una coincidencia del 95% — casi definitiva, pero no completamente.
Y luego vino un hallazgo aún más perturbador:
Las cámaras de seguridad de la morgue del día que Don Ernesto llegó… no mostraban ningún registro de que él hubiera salido del edificio.
Entonces…
¿Quién fue el hombre que los vecinos vieron regresar a casa esa noche?
¿Era realmente Don Ernesto el hombre colgado en el ático?
¿Y la joven bajo la sábana blanca…?
¿Alguna vez fue Camila?